La Liga está en su punto para el Real Madrid. En Vigo, concretamente, en el punto de penalti. Hasta tres, bastante claros y obscenos, cometió el Celta y un par de ellos los marcó Benzema. Karim fue decisivo para la victoria del equipo blanco, igual que Courtois, que evitó males mayores en la primera parte. El equipo de Ancelotti, dirigido por su hijo, sacó tres puntos de oro de Balaídos que pueden valer media Liga.
El Real Madrid llegaba a Balaídos sin Ancelotti, el viejo –a quien Dios guarde muchos años– pero con Ancelotti, el joven, que no tiene ni carnet pero se sentaba en el banquillo por puro nepotismo. El técnico madridista abdicaba, por mor del Covid, en su hijo para teledirigir al equipo madridista en un partido ante el Celta en el que los blancos debían coser la herida abierta por el Barcelona en el Clásico. Para ello, Ancelotti e hijo apostaron por su guardia pretoriana.
Digamos que el Real Madrid, como el PP, renovaba su ala derecha: Lucas Vázquez y Asensio, indemnes por ausencia del parón internacional, suplían a Carvajal y Rodrygo. Sin novedad en el resto. La buena noticia para el equipo blanco era la vuelta al once de Mendy y Benzema para completar el equipo de gala de siempre: Courtois; Lucas, Militao, Alaba, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric; Asensio, Vinicius y Benzema.
Enfrente un Celta en tierra de nadie: demasiado lejos de Europa y demasiado lejos del descanso. Así que los de Coudet tenían menos presión que una Coca-Cola que llevara diez días abierta en la nevera. La estadística era favorable a los blancos, que llevaban ocho años sin perder en Vigo.
El primer susto lo dio el Celta al poco de empezar en los pies del venenoso Iago Aspas, que le ganó la espalda a Alaba para meterse en el área. El austriaco corrigió y acabó desviando a córner. La ocasión espoleó a los locales, que encerraron a un Real Madrid desubicado como Ione Belarra en una procesión.
Vértigo en Balaídos
Respondió el Real Madrid en el minuto 8 con una jugada cocinada entre Benzema y Asensio, que abrió a Lucas Vázquez en la derecha. El centro del canterano, algo llovido al segundo palo, lo cabeceó Karim pero su remate se marchó fuera. Y a la vuelta de nuevo el Celta se asomó al área de Courtois, que despejó un disparo de Brais Mendes desde fuera del área.
El partido era un combate de boxeo futbolístico, como si Chris Rock y Will Smith, entre Celta y Real Madrid. Entonces apareció Nolito fuera de sitio para cometer un penalti estúpido sobre Militao, que cayó como un fardo cuando intentaba centrar. Era un penalti tan tonto como claro. Eso sí, en las repeticiones la falta de coordinación del central brasileño llegaron a hacer pensar que se había hecho un nudo con las piernas. La pena máxima la ejecutó Benzema y adelantó al Madrid en el minuto 18.
No se arrugó el Celta y respondió con una soberbia falta botada por Iago Aspas a la que respondió Courtois con una de las paradas de la Liga. Lo del portero del Real Madrid ya no es ni noticia. No es un portero, es el inspector Gadget. Los blancos iban por delante pero no gobernaban el partido. El Celta estaba vivito y coleando.
El VAR salva al Madrid
En el 39 el Celta, que no se rindió, logró el tanto del empate. Lo marcó Gallardo tras una jugada cocinada entre Nolito y Aspas. Pero tenía truco. El delantero olívico disputó la pelota e impidió a Alaba despejar, así que el VAR advirtió al colegiado, que fue al monitor y no tuvo más remedio que anularlo.
Con el susto en el cuerpo, un Celta crecido y un Real Madrid encogido, llegamos al descanso. Del que volvimos con una ocasión de Modric en un disparo desde fuera del área que abortó el meta Dituro. Tras la videoconferencia con Carletto había salido mejor el líder, sabedor de que media Liga se jugaba en Balaídos.
Pero en el mejor momento del Real Madrid, zas, marcó el Celta. Lo hizo Nolito, que estaba de cambio. Fue una contra local en la que Militao persiguió a Aspas o se fue a por tabaco, no se sabe bien, se descolocó y abrió un boquete en el centro del área pequeña para que Nolito marcara a placer ante la salida de Courtois. El Madrid se complicaba la vida. Y le quedaba casi toda la segunda mitad para liarse todavía más… o arreglarlo.
Ancelotti renovaba la derecha. Carvajal y Rodrygo por Lucas y Asensio. Y precisamente el brasileño agitó el partido, sentó a Murillo, que le derribó con descaro. Pues otra vez penalti. Y otra vez Benzema. Esta vez Karim falló, igual que el día del Elche. Dituro lo paró con la gorra. Paradón, por cierto.
Locura en Balaídos
Pero el Celta no paraba de hacer penaltis. Esta vez a Mendy fue derribado por Kevin. Tercer penalti claro. Tercera ocasión en la que Benzema se encaminaba a los once metros. Y esta vez, igual que la primera, Karim no falló. Engañó a Dituro y a la jaula. El Real Madrid se ponía por delante ante la indignación de Balaídos.
Con el 1-2 en el 73 entró Valverde por un intrascendente Modric. Balaídos coreaba «¡penalti, penalti!», a modo de chanza. Sufría el Celta pero no tenía ganado el partido el Real Madrid. Ni mucho menos. Menos mal que los de Ancelotti (júnior) supieron guardar la ropa en los últimos minutos y, aunque fuera sufriendo, salvar tres puntos vitales para dejar la Liga en bandeja y curar las heridas del Clásico. Pues eso: el Madrid tiene el título en su punto.